Por Juan Tomás Valenzuela
El que mató a Jorge Mera
debe estar muy desquiciado,
si cree que sus abogados
pueden echarlo pa’fuera.
Si él, al menos comprendiera
la gravedad de estos hechos,
se estaría dando en el pecho,
buscando arrepentimiento,
y no hiciera más intentos
de escapársele a sus hechos.
A Miguel Cruz de la Mota,
que suelte el tema de Orlando,
que se morirá intentando
volar como una gaviota.
Parece que no se agota
la intención de este asesino,
de ver si encuentra un camino
que le dé la libertad,
de acuerdo a la terquedad
de un abogado mezquino.
El asesino de Orlando
falló ayer su cuarto intento,
de salírsele de adentro
al tema que están tratando.
El hombre está calculando
que como aquí ná e’ ná,
si lo mandan a esperá
en su casa el juicio a fondo
podría meter pá lo hondo
a toda la sociedad.
Lo que no llego a entender
es que un matador confeso
crea que no va a quedar preso
con lo que acaba de hacer.
En tiempos de Abinader,
diferente a los del ñú,
el reo, no es un cachú
lo que lleva en la justicia,
y ya no está la presbicia
que existía cuando el cuejnú.
Juan de los Palotes
22 diciembre 2022